Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 13, 29-33

29 Levantó el profeta el cadáver del hombre de Dios, lo puso sobre el
asno y lo trajo. Entró en la ciudad el anciano profeta, le lloró y le sepultó.

30 Depositó el cadáver en su propio sepulcro, e hicieron la
lamentación sobre él: «¡Ay, hermano mío!»

31 Después que le hubo sepultado, dijo a sus hijos: «Cuando yo
muera, me sepultaréis en el sepulcro en que ha sido sepultado el hombre de
Dios; junto a sus huesos depositaréis mis huesos,

32 porque con toda certeza se cumplirá la palabra que por orden de
Yahveh gritó contra el altar de Betel y contra todos los santuarios
de los
altos que hay en las ciudades de Samaría.»

33 Después de esto no se volvió Jeroboam de su mal camino, continuó
haciendo sacerdotes para los altos de entre el pueblo común; a todo el que
lo deseaba le investía como sacerdote de los altos,